Friday, March 20, 2009

Almodóvar x 2

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En anticipación de finalmente ver Los Abrazos Rotos esta noche, el fin de semana pasado me dí a la tarea de revisar las dos películas más importantes de Almodóvar en los últimos 10 años.

Es imposible pensar en la segunda sin la primera. Una marca el inicio de una nueva etapa en su carrera, la otra es la consagración de esa nueva voz. En una siembra los temas, los colores y obsesiones que recogerá siete años más tarde en la otra:


Todo Sobre Mi Madre [1999]

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Manuela y su hijo Esteban ven All About Eve doblada al castellano en la televisión.

Bette Davis no es Bette Davis con ese acento de señora de sociedad madrileña, su voz es tan característica como sus ojos saltones. Los dos discuten sobre el título en español de la película: Eva al Desnudo. Debería ser Todo Sobre Eva, pero no importa.

La introducción de All About Eve y Margo Channing, la gran diva del teatro, no es fortuita. Nada en el cine de Almodóvar lo es. All About Eve es ante todo una película sobre mujeres y cómo se relacionan, y Margo Channing es el sol en torno al cual giran todas. Lo del mundo del teatro y sus intrigas es sólo un trasfondo para explorar estas relaciones tan complejas.

Como Almodóvar no es tímido cuando de referenciar el cine que lo apasiona e inspira se trata, aquí también hay una diva del teatro, cuya historia y relación con el hijo de Manuela recuerdan en más de un detalle a la obra maestra de Cassavetes Opening Night, pero el personaje femenino hacia el cual gravitan las mujeres de esta historia no es la Huma Rujo que tanto se parece a Gena Rowlands en Opening Night y a la Petra von Kant de Fassbinder, sino la misma Manuela.

El cine de Almodóvar y los personajes que lo habitan son cualquier cosa menos contemplativos y pasivos, todos siempre buscan algo activamente. Tanto Esteban como Manuela están definidos como personajes por sus búsquedas: Esteban sabe exactamente qué - su padre- y como respuesta a esa búsqueda y la angustia que le causa, escribe un guión llamado Todo Sobre Mi Madre, en el que trata de plasmar su frustración. El hecho que desencadenará la búsqueda de Manuela está por suceder.

Nos encontramos en Manuela con una mujer que ha visto su vida truncada por interrupciones -la súbita muerte de su hijo siendo la más reciente- por lo que tampoco es fortuito que Almodóvar dedique unos segundos a establecer la llegada de Manuela a Barcelona con una toma en la que observa contemplativamente a la Sagrada Familia, la madre de todas las interrupciones, y para informarnos sutilmente que las familias inconclusas o interrumpidas serán una cuestión clave.

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Hablando de 'búsquedas', uno de los temas que más apasionan a Almodóvar es esa búsqueda constante -física o emocional- de los padres por los hijos y los hijos por los padres, así que la búsqueda de Manuela en esta historia será completar la de Esteban. Para ello abandona Madrid y regresa a Barcelona a reencontrarse con el padre de su hijo, tratando de hallar en ese eventual reencuentro algún atenuante a su dolor de madre, y quizás algo más.

Manuela trabajaba como enfermera en una clínica de transplantes de órganos, y en esta nueva etapa de su vida la donante por primera vez será ella. Sin proponérselo, regalará un poco de sí a un grupo de mujeres salidas de una obra de García Lorca con las que se irá encontrando a lo largo de esta historia, y a su vez, recibirá un transplante de cada una de ellas, ya sean ellas una actríz, una monja, un travesti o una prostituta.

Almodóvar es un admirador confeso del melodrama Hollywoodense, y aquí finalmente consigue juntar con éxito todo lo que aprendió de los filmes de John Stahl como Imitation of Life [y el remake de Douglas Sirk] y combinarlos con su característico humor transgresor y sus personajes estrambóticos salidos de una fantasía Fellinezca. Por primera vez en su carrera, este desenfado viene acompañado de algo más: una lágrima [o varias]. Por fin este humor se encuentra soportado por una historia y unos temas subyacentes que le dan una resonancia trascendental.

En una de las escenas más memorables, el transexual Agrado cuenta a la audiencia de Un Tranvía Llamado Deseo que una mujer es más auténtica mientras más se parece lo que soñó de sí misma.

Precisamente eso lo que busca Manuela, reencontrar su autenticidad en sus raíces, LAS raíces de por qué su vida se convirtió en algo tan alejado del ideal que tuvo en sus años de juventud en Barcelona. La única forma de forjar un futuro es sanando las heridas que parecen imborrables y saldando las cuentas pendientes de su pasado.

Todo Sobre Mi Madre es es Todo Sobre el Amor sin Condiciones, el amor que no es egoísta, ese que significa entregarse completamente a alguien más, ya sea a sus nuevas amigas, a la memoria de un hijo muerto, o un nuevo hijo que las circunstancias le regalan.

En el camino de esta búsqueda, Manuela tambíen entiende la importancia de saber perdonar incluso lo aparentemente imperdonable para poder crecer, pero sobre todo entiende todo sobre la riqueza de la vida en comunidad, de ayudar a los demás y compartir las penas, porque las cruces pesan menos cuando se comparte su carga.



Volver [2006]

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"Desde que empecé a salir de España para promocionar mis películas, siempre me han preguntado por el asunto del color. Normalmente aludo al arte pop de los años sesenta, época en la que me formé, y también al hecho de que cuando descubrí el cine al final de los años cincuenta, las películas que recuerdo eran en technicolor, y esa coloración explosiva me ha perseguido siempre. Además de que los colores brillantes son los que mejor representan la pasión de mis personajes y el barroquismo de mis historias.

Al final de los 90 una periodista de Le Monde me volvía preguntar por "la couleur" de mis películas. Habíamos hecho una buena entrevista y la periodista me había caído muy bien. Pensé que merecía que me esforzara por encontrar una respuesta distinta de la que ya tenía automatizada. Me esforcé, y mi esfuero se vio recompensado por el descubrimiento de una hipótesis improvisada que a mí mismo me sorprendió.

Mi madre tenía un pequeño papel en "Mujeres al borde de un ataque de nervios", la locutora de grandes gafas que lee las noticias del telediario, junto a un vaso de agua del que bebe de vez en cuando. La acompañé con el estilista de la película a El Corte Inglés para elegir la ropa del personaje, quería encontrar un vestido que además le gustara a ella porque pensaba regalárselo. Vimos muchos vestidos de señora mayor, casi todos oscuros, y de pronto oí lo que le decía a la dependienta: "No quiero nada oscuro, ni negro. ¡No puedo con el negro!"

Con la espontaneidad que la caracterizó toda su vida, y que yo heredé hasta que en algún momento la perdí, mi madre le explicó a la dependienta que había guardado luto desde los tres años hasta pasados los treina. Detalló: A los tres años se le murió su padre, antes de cumplir con el luto se le murió un tío carnal, y así sucesivamente hasta que tuvo más de treinta años. Yo no sabía nada, era la primera vez que escuchaba esto y me quedé estupefacto."


Aquí volvemos a terreno familiar. La explosión de colores, las mujeres de todos los ámbitos, las tragedias familiares, los secretos, las madres e hijas y sus historias que se repiten, pero quien cuenta estas historias ahora es un artista en la plenitud de su carrera como autor. Como ningún otro director contemporáneo, Almodóvar sabe jugar a la vez con géneros y cambios de tonalidad en una misma película sin comprometer su historia ni la autenticidad de las acciones de sus personajes.

Nuevamente, el humor gobierna la historia, pero ahora los temas que lo acompañan son más profundos. Ahora el Sacrificio es el centro dramático.

Irene, el personaje interpretado por Carmen Maura, es una madre que ha vivido como un fantasma por años, sacrificando la vida que tanto anhela junto a sus hijas para pagar la culpa del peor pecado que puede cometer una personaje femenino Almodovariano: haber matado a otra mujer y haber dejado a una hija sin su madre. La única forma de atenuar un hecho como ese es cuidando a esa hija despojada de su madre, ahora en la espera de la muerte de un cáncer terminal. Aunque Maura haya decidido 'volver' de entre los muertos, entiende que debe permancer como un fantasma hasta saldar esa cuenta pendiente.

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Del otro lado nos encontramos con Raimunda, una mujer fruto de la ausencia de su madre y de un mundo gobernado por los hombres, pero en el que las mujeres toman las decisiones desde las sombras. La solidaridad entre unas y otras es lo único con lo que verdaderamente pueden contar, ya sea en La Mancha, en donde hombres y mujeres parecen vivir en mundos separados hasta que toca cerrar la puerta de la habitación, o en los barrios de clase trabajadora de Madrid, donde una mujer puede reinventarse como quiera, hasta como una estilista rusa [¡o Dominicana!].

En una escena hacia el final, Irene ve en la televisión Bellissima, la algo olvidada película de Luchino Visconti sobre una madre italiana que no escatima en sus esfuerzos para lograr lo que ella cree es la felicidad de su hija, y para crear a Raimunda, Almodóvar se inspira en ese arquetipo de la "Madre Mediterránea" creada por actrices como Anna Magnani en Mamma Roma o Sophia Loren en La Ciociara . Emulándolas, Penélope Cruz enciende la pantalla con un carisma que sus malas elecciones en Hollywood nos habían hecho olvidar. Lo logra con la mezcla adecuada de ferocidad y vulnerabilidad, siendo el mejor ejemplo de ello una escena difícil de olvidar en la que canta en honor a su madre sobre la dificultad de enfrentar los errores pasados y de reconciliar el pasado con el presente.

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El impresionante parecido físico no hay ni que mencionarlo. Penélope en Vólver y Sophia Loren en La Ciociara, la "Madre Mediterránea" por antonomasia.

Volver también es una película sobre la muerte y la forma en que se lidia con ella. Aunque al principio podría dar la impresión de que Almodóvar romantiza con el uso del realismo mágico la idea de morir y regresar para velar por los que se dejan detrás, en la mejor tradición del neorrealismo italiano al que hace reverencia con sus heroínas, nos regresa a la realidad de un tirón. Al final nos queda claro que en la vida real los problemas no son resueltos mágicamente por presencias del más allá, sino por los sacrificios hechos por las gentes [si le preguntan a Almodóvar, casi siempre mujeres] dispuestas a hacerlos.


Monday, March 16, 2009

Watchmen [Zack Snyder, 2009]

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El año es 1985, plena guerra fría, y un terriblemente maquillado Richard Nixon se encuentra ejerciendo su quinto mandato.

El reloj simbólico que alerta sobre las tensiones entre Estados Unidos y la USSR apunta que faltan cinco minutos para la 12. Mientras más se acercan las manecillas a la medianoche, más cerca está de comenzar una guerra nuclear que terminará con la humanidad.

La imagen de estos Estados Unidos ochenteros creados por Alan Moore y Dave Gibbons surgió como una especie de respuesta al sentimiento de paranoia colectiva existente durante la guerra fría, apaciguado en parte por el clima de supuesto bienestar propuesto por la cara más pura del conservadurismo: Ronald Reagan.

Aquí nos encontramos de frente con una nación moralmente ambivalente, en la que nadie sabe lo que es correcto o no, aterrada por su inevitable destrucción por parte del "enemigo", sin darse cuenta que el enemigo era ella misma y su gente.

Watchmen, la novela gráfica creada por Moore y Gibbons es la crónica de una nación y los hechos que definieron su historia reciente, desde Hiroshima hasta Vietnam, nutrida de la cultura pop de la época, de la música de Bob Dylan y el Dr. Strangelove de Stanley Kubrick, el Travis Bickle de Taxi Driver obsesionado con limpiar las calles de la ciudad de la escoria que las habita, de un clima político en el que la destrucción era cuestión de Cuándo y no de Por Qué, todo esto utilizando como vehículo uno de los géneros literarios [sí, es un género literario legitimo] más distintivamente norteamericanos, con el mito más netamente norteamericano que existe después del cowboy: el superhéroe.

Así como los pueblos tienen los gobiernos que se merecen, en este universo también tienen los superhéroes que se merecen. Los Watchmen pueden llegar a ser tan despreciables como los villanos contra los que luchan. No hablamos de héroes que enarbolan los ideales norteamericanos como Spider-Man o Superman, sino de individuos pretenciosos, ególatras y excesivamente violentos, que parecen luchar contra el mal por alguna urgencia intrínseca y no por proteger a los débiles y afligidos.

Estos superhéroes, que pasaron de ser Dioses aclamados por las masas a retirados forzados, habitan un New York decadente, vigilado desde el aire por dirigibles con forma de bombas atómicas que simbolizan la amenza nuclear que acecha omnipresente.

Con un material de la trascendencia y popularidad de Watchmen, una obra que hasta los más escépticos han abrazado por su profundidad e impacto cultural, la adaptación cinematográfica también era cuestión de Cuándo.

Watchmen, no dirigida, sino arrancada de la página sin imaginación ni tacto por "el visionario director" Zack Snyder, da otra razón para creer a los convencidos de que que no todo se puede y debe adaptar, y que el cine y la literatura son dos géneros tan afines como extremadamente diferentes. Traduciéndolo textualmente, el texto de Watchmen ha perdido todo su significado.

Primero, Snyder NO entiende a Alan Moore. No entiende su sentido de ironía, y trata todas las situaciones como setpieces épicos de una seriedad que espanta. Ni se molesta en explorar una de las partes más fuertes de la novela - el incisivo comentario político que todavía hoy mantiene una vigencia universal.

La incompetencia de Snyder como director le impide trasladar a la pantalla la fuerza presente en la imágen impresa del asesinato de una jóven embarazada, de una violación, del hastío de un ser superior con la humanidad, de la conclusión de una guerra en 3 meses, y la lista es interminable.

Snyder NO entiende la ambigüedad de un personaje como Ozzymandias, y dirige al terriblemente miscast Matthew Goode como un villano pomposo tipo Lex Luthor, y no como un hombre que al igual que el Presidente Harry Truman cuando decidió lanzar la bomba atómica está convencido de que está haciendo lo correcto.

Tampoco entiende que casi todos los momentos de acción presentes en la novela fueron inspirados visualmente por el cine en primer lugar, así que cuando los recrea en el cine como recuadros sacados de un comic pierden su efecto, y terminan combirtiéndose en interminables peleas excesivamente coreografiadas, que al final parecen sesiones de modelaje y no de combate. Todo adornado por un terrible uso de la cámara lenta que da la idea de un director tan impresionado con sus propias creaciones que debe observarlas despacito. Después de todo, estamos hablando del director de 300.

Snyder evidentemente tampoco entiende de sutileza [también nos quedó claro con 300] ni confía en su audiencia, con un grupo de elecciones musicales que sólo sirven para taladrar el mensaje que sus elecciones estéticas tan obvias ya habían logrado. The Sound of Silence durante un funeral, The Times They Are A'Changing mientras observamos un compendio de hechos que transformaron a una nación [por mucho, lo mejor de toda la película], Hallelujah durante la peor escena de sexo que jamás hemos visto, y [la que aún estamos batallando por entender] 99 Red Balloons durante una cita romántica.

Watchmen es una red complicada de hilos argumentales que funciona en la página porque deliberadamente se toma su tiempo para establecerlos debidamente. Snyder no se percata de que la grandeza de este grupo de personajes viene dada porque cada uno es explorado exhaustivamente en cada uno en los doce números de la novela, algo imposible de condensar ni en unos interminables 162 minutos. El resultado, a excepción de Roschach, son caracteres de cartón, definidos por poses y tics, mal dirigidos, y cuyas motivaciones nunca quedan bien definidas.

Watchmen como cine no tiene uso alguno. No hay picos dramáticos, no hay momentos de acción inspirados, no hay un climax trepidante, sólo una serie de viñetas que se suceden una tras otra sin ningún impacto emocional. Los momentos de la novela que nos sacuden tienen aquí la misma resonancia e intensidad que Spider-Man rescatando un bebé de un edificio en llamas.

Ya queda claro que una adaptación fiel de Watchmen simplemente no funciona, ahora sólo habrá que esperar 20 años más para que un director con visión de CINE haga justicia a este material. Un realizador que entienda al cine como medio de expresión como Alan Moore entiende la imagen impresa.

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The Times They Are A-Changing - Bob Dylan




All Along the Watchtower - Bob Dylan


Tuesday, March 10, 2009

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....y DOS son los años que cumple este blog el día de hoy.

Por mí habrán 20 más.

Monday, March 2, 2009

Almodóvar y el Parigüayo

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Los Abrazos Rotos, la más reciente película de Pedro Almodóvar, se estrenará aquí en España dentro de dos semanas.

Buscando información sobre el proyecto, me sorprendí de encontrarme con el tesoro que es el blog del propio Almodóvar, y él sus reflexiones durante la pre-producción y el rodaje de la película.

Aunque no escribe desde que concluyó el rodaje en septiembre del año pasado, me sorprendió gratamente el encontrarme con lo siguiente en su última entrada:

"...Esto me recuerda al último Premio Pulitzer, “La increíble historia de Oscar Wao” del escritor dominicano Junot Díaz. En esa novela sí que hay un verdadero lujo de “palabrerío”. Es la novela que mejor representa, para bien, los nuevos frutos lingüísticos nacidos de la mezcla viva y legítima del lenguaje caribeño con el inglés americano. Y no me refiero al spanglish.

En el premiado libro del dominicano no hay nada tipo “llámame pa trás” (call me back) en vez de “devuélveme la llamada” o simplemente “llámame tú”, ni “controversial” acentuado en la última a, en vez de “controvertido”. Tal vez me equivoque, pero muchas de las expresiones típicas del spanglish son el resultado de una pereza descomunal.

En “Oscar Wao” el espectáculo son las palabras. El lenguaje que Junot Díaz emplea está plagado de términos nuevos, inglés dominicanizado, que suenan maravillosamente. ¡Qué exuberancia, por Dios!"


Sí, Almodóvar es otro fanático de Junot y Oscar Wao, pero la mejor parte es la siguiente:


"Party whatcher- Parigüayo.

Por ejemplo, “parigüayo” (mi rebelde ordenador se empeña en poner “paraguayo”). Viene del inglés “party watcher” y se refiere a esos chicos con tantos kilos como complejos, que en los guateques tienen que conformarse con ver bailar y divertirse a los demás, mientras ellos se sumen en la melancolía y la frustración.

¿No es una palabra maravillosa, parigüayo? ¡Además suena a lo que significa!.

A diferencia del "parigüayo", nada más terminar de rodar han coincidido varios acontecimientos festivos e inevitables, y muy satisfactorios, a los que no he podido negarme. Al contrario del desgraciado "parigüayo", me he sentido en el centro de todas las fiestas y disfrutando de sus extremos."


Tengo entendido que Almodóvar y Penélope vendrán a Barcelona a presentar la película, así que si de casualidad algún representante de Sony Pictures España o de El Desdeo terminan leyendo esto, ME ENCANTARÍA asistir y hacerle entrega a Almodóvar de un diccionario de dominicanismos que lo fascinarán aún más.

Mientras tanto, aquí el poster oficial lanzado el día de hoy, y una breve descripción de la trama que nos intriga aún más sobre el proyecto:

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"Los Abrazos Rotos es un una historia de amor rodada al estilo del film noir de los años 50 en su estado más puro, y mezclará referencias a In a Lonely Place de Nicholas Ray y The Bad and the Beautiful de Vicente Minnelli, todo con los temas emblemáticos de Almodóvar como trasfondo: el destino, el misterio de la creación artística, la culpa, el poder, y la eterna búsqueda de los padres por los hijos y los hijos por los padres."


Amén de los típicos temas del universo Almodóvar como el destino y las relaciones padres-hijos, que se mencionan en esa descripción, una de las cosas que más nos llaman la atención de Los Abrazos Rotos es que finalmente condensa en una sola cinta los temas que reaparecen una y otra vez en su cine post-Todo Sobre Mi Madre: su amor por el cine negro [las referencias a Double Indemnity en la segunda mitad de La Mala Educación], las divas de Hollywood [las referencias a Bette Davis y All About Eve en Todo Sobre mi Madre, y a Joan Crawford y Mildred Pierce en Volver], el proceso creativo de hacer una película [La Mala Educación] y explorar la idea de la existencia de una película dentro de una película [Hable con Ella].

No podemos esperar para verla:




Los Abrazos Rotos se estrena en España el 18 de Marzo, se presentará posiblemente en la Sección Oficial del Festival de Cannes en mayo, y llegará a Estados Unidos en noviembre.

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