Thursday, August 14, 2008

The Dark Knight [Christopher Nolan, 2008]

Joker

"I'm an agent of chaos."

No sé si sea demasiado pronto para llamar a Christopher Nolan un autor, pero si vemos su filmografía en conjunto hasta este punto, hay un tema en común –el principal requisito para ser considerado como tal– difícil de ignorar.

En Memento hay un hombre obsesionado con revivir una mentira que le dé sentido a su vida, en Insomnia hay un hombre obsesionado con resolver un crímen, en The Prestige hay un hombre obsesionado y dispuesto a todo con tal de ser mejor que su rival. El Batman de Nolan es otro hombre obsesionado, y como sucede a todos los demás héroes de su oeuvre, esa obsesión se ha convertido en su razón de ser.

Al ver The Dark Knight, las comparaciones que tanto se han hecho con Heat de Michael Mann son inevitables. Más que cualquier elemento del patrón de thriller policíaco, lo que creo que acerca más a las dos es el uso que Nolan ha dado en sus dos entregas de Batman de uno de los recursos emblemáticos de Mann - el gran protagonismo de sus locaciones.

Como los objetos inanimados con vida propia que describe John Ruskin en su teoría del Pathetic Fallacy, la cual Mann ha asumido como suya en todo su cine desde que creara Miami Vice, el Gotham City de Nolan es el verdadero protagonista de esta historia. Un ente viviente, un microcosmos cuya cadena alimentaria [criminales menores – mafia – policía corrupta – justicia] ha sido perturbada por un vigilante en la búsqueda de reestablecer el orden, dando como resultado aún más caos del que había antes.

The Dark Knight es una especie de maravilla casi indescriptible, es una brillante exploración de temas tan complejos como la justicia y el crímen y la responsabilidad social ante ellos, así como un thriller con tintes operáticos que obvia casi todos los convencionalismos de su género, trascendiendo sus orígenes, donde cada personaje tiene la oportunidad de brillar y contar su historia, donde todos deben enfrentarse a dilemas éticos, desde el ciudadano simple hasta el miembro más importante de las esferas de poder.

Si bien Superman y Spider-Man luchan en hechos aislados por la prevalencia del bien sobre el mal, nunca se han enfrentado [al menos en el cine] con una batalla tan terrible, y en la que nunca hay ganadores, como la de tratar de mantener el status quo frente al caos total. Nolan nos muestra a un héroe que se encuentra de frente no con un científico desquiciado ni con un megalómano con ansias de controlar el mundo, sino con una fuerza incontrolable que, como él mismo dice, sólo desea ver al mundo arder porque sí. El pesimismo del universo del Batman de Nolan no sólo se limita a la pérdida de poderes o problemas amorosos, sino a la creación de una atmósfera tan opresiva en la que no existe en ningún momento la seguridad de que todo saldrá bien, todo lo contrario.

Afortunadamente, Nolan no condona las prácticas reaccionarias de Batman, pero sí se queda pisando la línea de la ambigüedad, presentando que cuando se trata de pelear una guerra tan terrible, siempre habrá víctimas insalvables, y que para proteger a la colectividad se debe pagar un costo doloroso pero necesario. Sectores de la derecha norteamericana se han tomado elementos como ese más a pecho de la cuenta, y han tomado al personaje de Batman como una personificación de George Bush, el héroe incomprendido que durante los últimos años se ha visto obligado a utilizar prácticas cuestionables para "proteger" su nación de una gran amenaza, y en el camino ha quedado como el villano. Y si Batman es George Bush y Harvey Dent es el idealista Barack Obama, la ciudadanía aterrorizada de Gotham City es la misma sociedad norteamericana post-9/11, un reflejo de lo que sucede cuando se vive bajo la cultura del miedo.

Luego de una segunda revisión, lo que más me impresiona es cómo The Dark Knight, evitando a toda costa la fórmula del blockbuster/crowdpleaser veraniego, ha sido abrazado por las masas como tal. Un filme elegante y old-fashioned en su estructura, más interesado en sus momentos de exposición que en sus escenas de acción delirante [y un tanto confusas], que cosa rara en el género, es acción con propósito y consecuencias.

Mucho se ha hablado de Heath Ledger como el Joker, y al observarlo no se puede evitar sentir una gran nostalgia de ver un talento de tal magnitud ido a destiempo, poseído por última vez por el Brando Spirit. Su caracterización estudiada y profunda de un ser nihilista sin ninguna motivación, sólo la de convertirse en la representación misma del mal, es reveladora, impregnada de una volatilidad y carácter impredecible que no sólo me recuerda a Brando y su fisicalidad interpretativa como Stanley Kowalski en A Streetcar Named Desire, sino al diabólico Richard Widmark en esa obra maestra del cine negro Kiss of Death, y hasta a la misma Jessica Lange y sus arranques de locura en Frances.

El manejo visual que Nolan da al terror absoluto que el Joker desata, al igual que el nivel de tensión en cada momento que el personaje aparece en pantalla o cuando siquiera se menciona su nombre, es destacable. Por su actitud errática que oculta al estratega más preciso, siempre estamos a la espera de que algo más terrible que lo anterior ocurra en cualquier momento.

The Dark Knight

Como Anton Chigurh en No Country Ford Old Men, el Joker es una fuerza, un arquetipo. Esta visión del personaje, no es más que una simple máscara de locura y desenfreno, no necesita ningún tipo de trasfondo ni historia, su papel es empujar a Batman y a Harvey Dent al límite de sus fronteras morales, por eso me causaron tanta gracia sus intentos de explicar sus cicatrices y traducir sus motivaciones como consecuencia de algún trauma pasado como es el cliché acostumbrado en este tipo de historias.

En la escena donde vemos al personaje por primera vez, el empleado del banco dice al Joker que los criminales de antaño creían en algo. Lo que este no sabía es que el Joker es precisamente el criminal de antaño con un ideal llevado al paroxismo - “This city deserves a better class of criminal…and I’m going to give it to them.” Su intención es reducir a cada habitante de Gotham a su nivel, el que no esté a la altura de ese reto se va o muere. .

El universo Batmanezco de Nolan se reduce a la visión de una sociedad que a pesar de sus limitaciones busca desesperadamente creer en un ideal tan simple que las tribulaciones del día a día y la complejidad del mundo actual han convertido en una utopía.

El planteamiento de Nolan es interesantísimo, ¿qué es más importante, un héroe que hace lo que tiene que hacer sin importar el rechazo de la mayoría, o un símbolo de esperanza y cambio como Harvey Dent?, ¿cúal de los dos es más valioso preservar?

Lo que me queda de The Dark Knight es que personajes como Batman son necesarios, pero por circunstancias ajenas a ellos, terminan siendo parte del problema y no la solución. Porque la teoría de los Nolan parte de la idea de que si la sociedad se uniera por ese ideal en común, personajes como el Joker no existirían, ni vigilantes como Batman tendrían que surgir para combatirlos. Así como Catwoman y el Pingüino de Batman Returns de Burton surgen del lado vigilante nocturno y del freak sin padres de Batman, el Joker es una respuesta a la ruptura de una cadena necesaria para mantener el balance en una sociedad como Gotham City.

Contrario a la creencia tan extendida en las últimas semanas, The Dark Knight no es una obra maestra, los diálogos grandilocuentes que también plagaron a Batman Begins, sus problemas de elipsis y de lógica interna le pesan demasiado, pero que grandioso es encontrar cine que entretiene, emociona y nos obliga a hacernos preguntas.

Que venga la tercera.

Like a Dog Chasing Cars - Hans Zimmer/James Newton Howard

Monday, August 11, 2008

Batman en RD

DuarteJokerized

Como me imagino ya sabrán, el estreno de The Dark Knight es por fin este jueves. Sabiendo lo que se avecina, la gente de Caribbean Cinemas han hecho lo que el público clamaba desde hace mucho para este tipo de película de evento: La preventa de boletos.

Desde el sábado pasado, pueden adquirir sus entradas para ver The Dark Knight este fin de semana en todos los cines de Caribbean Cinemas. No creo que para estas alturas queden muchas, pero pueden hacer el intento. Si van este fin de semana, vayan preparados, porque el caos que habrá será algo como no se ve desde hace mucho tiempo. Uno de los efectos secundarios de poner a la gente a esperar más de un mes.

Por mi parte, gracias a la exquisita Beatriz Bienzobas, editora de la Revista Estilos, podré verla mañana en la premiere oficial. Manténganse aguantando el aliento hasta el día siguiente cuando publique mi reseña.

Mientras tanto, para juzgar y apreciar en su justa dimensión el logro de Christopher Nolan de regresar al Caballero de la Noche al lugar que pertenece, este es un resumen de en lo que había quedado reducido el personaje, un miembro más del homoerótico show de luces de neón llamado Batman & Robin, todavía la peor película que he visto en mi vida:

Thursday, August 7, 2008

Uno No es Primo

Uno No es Primo

Ese el título del primer número de Lengua, el nuevo experimento de un grupo de artistas que me invitaron a ser parte de su sueño colaborando para su su sección de Cine. En esta primera edición escribo sobre mi película favorita del 2007, la rumana 4 Months, 3 Weeks & 2 Days, ganadora de la Palma de Oro en el Festival de Cannes del año pasado.

La revista está disponible en Casa de Chavón, la galeria de arte District & Co, el ITLA, la Cinemateca Dominicana y Cinema Café y la tienda Puma de Acrópolis. En los próximos días hará acto de presencia en más lugares.

Para conocer más sobre el proyecto y sus colaboradores [casi todos ilustres Chavoneros menos yo que soy un banquero aburrido], vayan al grupo de Facebook.

¡Gracias, Paolat!

Wednesday, August 6, 2008

Sobre el consumismo y la frivolidad

SACT

Algo rápido.

Este comentario llega con unas semanas de retraso, pero no podía evitar hacerlo. Anoche por fin ví Sex and the City y me quedaron un par de ideas en la cabeza.

En The Women, la obra seminal de George Cuckor y la Women’s Picture por excelencia [y ahora objeto de un seguramente nefasto remake protagonizado por Meg Ryan], hay una escena donde de la nada la película se detiene y momentáneamente se convierte en un desfile de modas/extravaganza Technicolor que aparentemente nada tiene que ver con el resto. Un momento gratuito que sirvió como experimento para demostrar las capacidades y belleza del filme a color en un momento en el que el blanco y negro era la regla, y también un poco de eye candy para su audiencia meta: la mujer que sueña con una vida fabulosa y sin problemas, con un guardarropa de marca, un hombre a su altura y amigas que compartan sus mismos intereses. ¿Suena familiar?

Aunque lamentablemente el cine “dirigido a la mujer” no es lo que era antes, ya no cuenta con mujeres audaces como Irene Dunne y Barbara Stanwyck ni con historias escritas por Billy Wilder, parece que lo que desea ver en la pantalla  la mayor parte del público que consume este tipo de cine no ha cambiado mucho en 70 años.

Como escuché a alguien decir hace poco, Sex and the City -tanto la película como el show- son para la mujer promedio lo que James Bond sería para el hombre promedio,  lo mismo que fueron las llamadas películas italianas de Teléfono Blanco: un mero divertimiento sin mayores pretensiones. Una farsa en la que por un par de horas el espectador se puede perder en una fantasía donde sus personajes viven en un mundo perfecto, idealizado, uno donde el héroe afronta sus problemas sin nunca perder ni su estilo ni su sentido de individualidad.

Aunque la frivolidad en forma de ropa y zapatos de marca y restaurantes y clubes newyorkinos imposibles de pagar por la clase trabajadora es una parte vital del universo de Carrie Bradshaw y sus compartes, en mi experiencia viendo algunos episodios, unos excelentes y otros no tanto, el centro de Sex and the City y la razón de su enorme éxito es la forma novedosa y sin inhibiciones en que retrata a un grupo de mujeres inteligentes, independientes y exitosas por mérito propio mientras luchan por descifrar la forma en que se puede ser mujer y amante en la gran ciudad.

¿Que si lo logra? En algunos episodios sí, en otros no, y ese es el mismo problema de la película. Se siente como una colección de episodios de calidad desigual, con uno que otro momento de verdadero ingenio y sinceridad [la confesión final de Samantha hacia Smith], dando como resultado una película mediocre, más nada. Un esfuerzo que los fanáticos de la serie disfrutan y aprecian, pero que como cine no es nada especial.

Ahora, lo que me causa curiosidad es la forma en que la gran mayoría de la crítica norteamericana, actuando en conjunto casi como un monolito velador de la moral y buenas costumbres,  ni se molesta en discutir la película como tal y se dedica a destrozar la supuesta filosofía del show.

Porque hablar de "corrupción espiritual", "inversión de valores", y hasta de "servir de material de reclutamiento del Talibán" cuando se habla de Sex and the City me parece una visión medieval y me huele a hipocresía, a pura misoginia oculta tras snobismo.

Independientemente de su calidad, si algo prueba el fenómeno Sex and the City y el éxito de otra reciente como The Devil Wears Prada es que el público femenino está ávido de fantasías femeninas. La mujer que va al cine también quiere su Transformers o su Casino Royale, entretenimiento mindless con el cual se pueda identificar.

Pero, ¿cuál es el problema con eso? Que Hollywood, un conglomerado manejado por hombres blancos, conservadores y de más de 50 años no se siente cómodo haciéndolo. La crítica norteamericana –quitando lo de conservadores y una que otra Manohla Dargis- no se aleja mucho de ese patrón.

Esa contigencia de críticos preocupados por el bienestar de la conciencia femenina colectiva, esos que califican a algo tan inofensivo como vacío, frívolo y hasta peligroso y a su protagonista como el peor ser humano que existe, creo que esas acusaciones dicen más sobre ellos mismos que de la película en sí.

En una industria como Hollywood, donde el 99% de las películas son hechas por hombres, sobre hombres y para hombres, ¿por qué causa tanta sorpresa y conmoción que una película como esta sea apoyada por el público femenino en masa?, ¿Qué hace que una película provoque ataques tan viperinos?

Si películas como Wanted, dirigidas para satisfacer las fantasías del público masculino que aspira al ideal del alpha-male y que promueven "antivalores" similares a los de Sex and the City fueran protagonizadas por mujeres, ¿la reacción de la crítica norteamericana fuera contraria a la actual?

Sunday, August 3, 2008

Traduciendo a Hollywood

Hace un par de días hablaba sobre el deseo de los distribuidores latinoamericanos de pasarse de "creativos" e ir más allá de las traducciones literales con los títulos de las películas, como en el caso de Atonement [Expiación: Deseo y Pecado].

Ahora, gracias a la página Poster Wire, me encuentro con un maravilloso libro que compré inmediatamente editado por Sam Sarowitz [coleccionista de arte y propietario de la tienda Posteritati] que demuestra que el deseo de los distribuidores internacionales de ser verdaderamente creativos con las campañas publicitarias del cine de Hollywood iba mucho más allá de convertir a Doctor Strangelove en  Teléfono Rojo: ¿Volamos Hacia Moscú?, o Some Like it Hot en Con Faldas y a lo Loco.

Hancock Poster Meet Dave Poster Bangkok Dangerous

A diferencia de ese entonces, ahora lamentablemente todo se quiere vender a base de figuras. Los famosos posters de "floating heads" son la principal prueba de ello.  Mientras más grande la figura, mayor será el tamaño de la cabeza y su nombre sobre ella.

Como presenta Sarowitz en Translating Hollywood: From the Posterati Gallery Collection, los departamentos de mercadeo internacionales antes se toman muy en serio la tarea de vender visualmente una película en sus mercados. Si Saul Bass convirtió el oficio de crear posters en un arte dentro de Estados Unidos, los Europeos, en particular los polacos, lo llevaron a una verdadera forma artística.

El crítico de The New York Times Dave Kerr dice en la introducción del libro que durante aquel tiempo “films were dressed up in native costumes for the different countries they happened to be visiting.”

Los creadores de estos posters optaban [como el caso de los producidos en la Polonia comunista] por ni siquiera presentar los rostros de los protagonistas, como en Tootsie y Back to the Future:

Tootsie Poster Tootsie Poster US

Back to the Future Polish Poster Back to the Future Poster US

 

O utilizar una fuerte alegoría surrealista, que al parecer nada tuviera que ver con la película como tal. Compárenlos con sus contrapartes norteamericanos que no pueden ser más directos:

The Birds Poster The Birds Poster US

In Cold Blood Poster In Cold Blood Poster US

Alien Poster Polonia Alien Poster US

 

O jugar con el diseño existente y crear algo totalmente diferente:

Marathon Man Polish Poster Marathon Man Poster US

Polonia                                                                   EEUU

 

O vender la visión provocadora de cineastas como David Lynch sin tapujos:

Blue Velvet Poster Blue Velvet Poster US 

Italia                                                                                  EEUU

 

O hasta imitar estilos artísticos populares de la época, en este caso el Pop Art de Lichtenstein:

Get Carter Poster Get Carter Poster US

Japón                                                                          EEUU

 

Para ver más de cómo los polacos "traducían" los posters norteamericanos, visiten esta página.

Para adquirir el libro en su versión hardcover, Amazon es la mejor opción.

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