Wednesday, September 30, 2009

XI MICSD – III

El Cuerno de la Abundancia

Dir. Juan Carlos Tabío, 2008 | Cuba/España

El Cuerno de la Abundancia

Ya han pasado 15 años desde que Juan Carlos Tabío detrás de la cámara y Jorge Perrugoría delante de ella saltaran a la fama con Fresa y Chocolate, pero cualquiera pensaría que no ha pasado ni uno, porque ninguno de los dos presenta en esta película algún indicio de crecimiento visual, narrativo o histriónico como realizador y actor.

Tabío calca el estilo de una farce norteamericana, una de esas comedias de confusiones y enredos que tuvieron tanto éxito en Estados Unidos en los años 40, donde cada personaje representaba un arquetipo o era una caricatura, los diálogos se decían a 50 palabras por minuto, y la confusión o enredo se aclaraba en una gran confrontación al final.

Pero de donde más toma es definitivamente del maestro Berlanga, sobre todo de su película Bienvenido Mr. Marshall, quizás la película más importante de la cinematografía española, de la cual la presente es casi una copia al carbón. O al menos intenta serlo.

En aquella, el enredo implicaba a todo un pueblo, aquí a una familia dividida en parientes pobres y no tan pobres, en acerrímos defensores de la revolución y otros que sueñan con irse a Miami. En lugar de esperar ansiosos la llegada de los norteamericanos y la panacea que representaría el Plan Marshall, los Castiñeiras [con i o con y, no importa] esperan una herencia que sus antepasados, 3 monjitas con mucho oro, llevaron desde La Habana a un banco inglés desafiando a los piratas de la época colonial.

Las similitudes con Belanga y Mr. Marshall terminan ahí. La crítica de Mr. Marshall es punzante y mordaz, más vigente que nunca 50 años después, El Cuerno de la Abundancia desperdicia las ideas que establece en su primer tercio y no hace nada con ellas. La promesa inicial de hacer algo similar a Mr. Marshsall, de esconder tras el absurdo una denuncia urgente y actual, se olvida desde el segundo tercio para dar paso a situaciones ridículas, y personajes que rayan en lo grotesco.

Aceptable [siendo muy generoso].


La Buena Vida

Dir. Andrés Wood, 2008 | Chile

La Buena Vida

Andrés Wood, director de una de las películas latinoamericanas definitivas de los últimos 10 años –Machuca– regresa con OTRA película del manoseado y ya cansino tema de “¡TODOS ESTAMOS CONECTADOS!”

Como se diría en España, La Buena Vida es una reverenda tomadura de pelo.

Como la gran mayoría de las películas que utilizan este recurso que verdaderamente nos tiene hartos, La Buena Vida es una historia tan profunda como el río Masacre, y con personajes tan bien delineados y multifacéticos como los de una comedia de programa meridiano. El truco de fragmentar las historias es nuevamente un engaño al espectador para hacerle creer que esta viendo algo importante y revelador. Aquí nunca llegamos a conocer a ningún personaje, nunca llegamos a comprender por qué actúan como actúan, cada uno es un simple vehículo al servicio de una historia que no los sirve a ellos.

Pero no importa, porque al final, a modo de coro, pero sin la lluvia de ranas de Magnolia o el terremoto de Short Cuts [ni la maestría de P.T. Anderson o Robert Altman], todos tendrán una cartasis colectiva, supuesta a ser una catarsis también para el espectador.

No, gracias.

Tuesday, September 29, 2009

XI MICSD – II

L’heure de été [Summer Hours]

Dir. Olivier Assayas, 2008 | Francia

Summer Hours

Au revoir, Hélène.

Olivier Assayas es uno de los directores franceses contemporáneos más importantes, pero por alguna razón, su nombre no genera mucho reconocimiento por estos lados.

Recuerdo que la primera película suya que ví fue la fascinante Irma Vep, protagonizada por su esposa y musa de ese entonces, la exquisita Maggie Cheung. La segunda fue la rimbombante Les Destinees Sentimentales, un interminable dramón épico de 3 horas, con un par de temas interesantes sobre la familia y los lazos que unen a sus miembros, temas que Assayas revisita con más éxito y convicción en la joya que hoy nos atañe.

Hélène, interpretada con elegancia sin igual por la inolvidable Edith Cob de aquella obra maestra del terror Eyes Without a Face, es la matriarca de una familia separada por las circunstancias, no por falta de cariño ni ganas. Una bon vivant consagrada, que vive en la campiña francesa rodeada de la naturaleza y la riqueza artística – pinturas impresionistas de Corot, una escultura de Degas, armarios y escritorios de Majorelle – que su tío Paul Berthier le legó.

Sus tres hijos se han enrumbado por caminos diferentes, dos de ellos alejados de Francia. Hélène desearía que visitaran más, pero así son las cosas. La familia se reúne todos los años en agosto para su cumpleaños, y hay un sentimiento ineludible de que este puede ser el último.

Considerando que es el único que aún vive en Francia, Hélène se acerca a Frédéric con instrucciones de cómo se repartirá su riquísima colección de arte. Aquí no hay llanto ni excusas para sacar los violines, Hélène sabe que la muerte es un paso natural, y la suya ya la observa acercándose.

Según cuenta el propio Assayas, Summer Hours es una extensión de su “trilogía internacional” [Clean, Demonlover y Boarding Gate] en la que pretende retratar los efectos de la globalización desde el punto de vista de individuos o grupos específicos.

En la visión de Assayas, la globalización ha hecho al mundo más pequeño, pero los que lo habitan ya no tienen tiempo ni para hablarse cara a cara. Aquí uno de los hijos vive en China fabricando zapatos Puma baratos, el legado de su madre deberá ser sacrificado para sostener su nuevo estilo de vida en Shanghai. Otra hija que vive en New York, en un momento clave declara con un dejo de derrota en su voz que cada día tiene menos cosas que la aten a Francia.

Frédéric intenta mantener la casa como el santuario que es, como el único vínculo que puede mantener a la familia unida, pero ya es imposible. Finalmente desmantelada y ya una simple sombra de su esplendor pasado, la casa ahora es invadida por jóvenes sin identidad, sin raíces, sin saber a qué o a dónde pertenecen.

Comisionado por el Musée d’Orsay, Assayas construye un retrato familiar íntimo que desborda frescura, con un discurso minimalista pero contundente sobre la pérdida, los lazos familiares, el relevo inevitable de una generación a otra, cómo aquellos objetos materiales que poseemos terminan siendo una extensión de nosotros mismos, y, por supuesto, la importancia de los museos. En una escena, Assayas nos obliga a cuestionarnos el valor de un florero de Bracquemond que tanta felicidad trajo a Hélène, pero que ahora se encuentra sin flores en un frío escaparate de museo al que todos pasan de largo sin reparar en él.

Sería muy fácil reducir a Summer Hours a un retrato nostálgico, a una declaración de “cualquier tiempo pasado fue mejor”, pero Assayas simplemente nos muestra que la vida es esta, que no se detiene, y que el pasado igual puede vivir en el armario de una casa, en una exposición en un museo, pero que en ningún otro lugar vivirá mejor que en la mente y el corazón de quien lo vivió.

Absolutamente formidable. Una de las mejores películas del año y ganadora del premio a la Mejor Película de la XI Muestra de Cine de Santo Domingo.

Monday, September 28, 2009

XI MICSD – I

Jerichow

Dir. Christian Petzold, 2008 | Alemania

Jerichow Aunque su director Christian Petzold se acredita como guionista y creador de la historia, aquí la influencia de James M. Cain [uno de los padres de la novela negra norteamericana] y su obra maestra The Postman Always Rings Twice es mucho más que evidente, como también lo es la de las dos adaptaciones cinematográficas de esa novela.

Tanto la versión de Tay Garnett que protagonizaron Lana Turner y el extraordinario John Garfield [el Brando que murió demasiado joven], como la de Bob Rafelson con Jessica Lange y Jack Nicholson retratan una historia que ya hemos visto infinidad de veces: el hombre y la mujer casada que inician una relación, y cuya pasión cegadora los empuja al asesinato del tercero en discordia. El propio Cain ya había utilizado ese mismo patrón para escribir su novela más célebre – Double Indemnity.

Petzold agrega un par de detalles a la premisa que me dejan entusiasmado.

El protagonista, ahora llamado Thomas y no Frank Chambers, ya no es un vagabundo, sino un veterano de Afganistán que regresa con una mano delante y otra detrás a su ciudad natal, y es traicionado por su hermano. Alí, el esposo y objeto de la intriga que pone la trama en marcha, en este caso es un personaje mucho más complejo. Petzold toma un enfoque similar al de otro célebre realizador Alemán, Fatih Akin, un director turco-germano obsesionado con los personajes que igual que él se encuentran divididos entre dos tierras, Alemania y Turquía, y se hayan atormentados al no sentir pertenecer a ninguna de las dos [véase Contra la Pared y Al Otro Lado].

Alí y Thomas son uno el reflejo del otro, dos drifters sin rumbo fijo, ambos atraídos por una mujer tan vacía y desarraigada como ellos.

Jerichow fue parte de la Sección Oficial de la Muestra de Cine de Venecia del 2008.


Heaven’s Heart

Dir. Simon Staho, 2008 | Suecia

Heaven's HeartMientras veíamos esta película, mi hermana me comentaba lo similar en estructura y desarrollo que Heaven’s Heart es al estilo narrativo de Raymond Carver – los pasajes extendidos de diálogos, los personajes que hablan y hablan sin llegar a comunicarse realmente, y la forma sincera en que se tocan temas sobre las relaciones de pareja.

Si en el texto es similar a Carver, en la puesta en escena es más similar todavía al más icónico de todos los realizadores escandinavos – Ingmar Bergman.

Aquí los personajes se desnudan ante la cámara, y los actores, muy diferente a lo que sucede en Hollywood, no temen al primer plano más inquisidor, el que retrata cada emoción, cada gesto, cada arruga sin ningún filtro.

Como en Scenes of a Marriage de Bergman, el director Simon Staho nos muestra primero a una pareja que a primera vista parece la ideal – 20 años de matrimonio, burguesa, estable, felíz – para poco a poco ir demostrándonos cómo esa aparente felicidad no es más que una pantalla para ocultar frustración y resentimiento.

Staho traiciona el espíritu de Bergman dando paso a un final complaciente, que si bien no da al traste con la grandeza narrativa y actoral que presenciamos durante los previos 90 minutos, al menos a mí no me convence.


Fear Me Not

Dir. Kristian Levring, 2008 | Dinamarca

Fear Me NotKristian Levring es mejor conocido como uno de los directores fundadores del infame movimiento Dogma 95.

Levring nunca llegó a las alturas de Lars Von Trier [Dancer in the Dark, Breaking the Waves] ni Thomas Vinterberg [Festen, primera exponente y obra cumbre del movimiento Dogma 95], y Fear Me Not definitvamente no es la película que lo ayudará a alcanzar a aquellos dos.

Sólo unos cuantos elementos quedan del Dogma – burgueses deprimidos, problemas de pareja, infidelidades, misantropía y nihilismo por un tubo – para dar paso a una trama tan convencional como la del cine ante la cual los firmantes del manifiesto Dogma 95 se rebelaban.

Nicholas Ray sorprendió en 1956 cuando desemascarba la imagen prístina de la familia norteamericana idealizada de los años 50 con su obra maestra Bigger Than Life, transformando al gran James Mason de un apacible profesor de escuela y padre ejemplar a un monstruo desencantado con su vida conformista, utilizando para ello como catalizador a la recién descubierta droga maravilla de entonces, la cortizona. La droga sólo es la excusa para extraer lo que ya existía.

En Fear Me Not tenemos también a un hombre desencantado con su familia perfecta y se ofrece como conejillo de indias para probar una nueva droga antidepresiva. Esta droga al parecer saca lo peor de quien la toma, tornándolo violento e irreponsable.

Una premisa interesante que no llega a ningún lado, dando paso a todos los clichés que esperamos de este tipo de cine. Un thriller que no emociona.

Dispensable.

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