Jerichow
Dir. Christian Petzold, 2008 | Alemania
Aunque su director Christian Petzold se acredita como guionista y creador de la historia, aquí la influencia de James M. Cain [uno de los padres de la novela negra norteamericana] y su obra maestra The Postman Always Rings Twice es mucho más que evidente, como también lo es la de las dos adaptaciones cinematográficas de esa novela.
Tanto la versión de Tay Garnett que protagonizaron Lana Turner y el extraordinario John Garfield [el Brando que murió demasiado joven], como la de Bob Rafelson con Jessica Lange y Jack Nicholson retratan una historia que ya hemos visto infinidad de veces: el hombre y la mujer casada que inician una relación, y cuya pasión cegadora los empuja al asesinato del tercero en discordia. El propio Cain ya había utilizado ese mismo patrón para escribir su novela más célebre – Double Indemnity.
Petzold agrega un par de detalles a la premisa que me dejan entusiasmado.
El protagonista, ahora llamado Thomas y no Frank Chambers, ya no es un vagabundo, sino un veterano de Afganistán que regresa con una mano delante y otra detrás a su ciudad natal, y es traicionado por su hermano. Alí, el esposo y objeto de la intriga que pone la trama en marcha, en este caso es un personaje mucho más complejo. Petzold toma un enfoque similar al de otro célebre realizador Alemán, Fatih Akin, un director turco-germano obsesionado con los personajes que igual que él se encuentran divididos entre dos tierras, Alemania y Turquía, y se hayan atormentados al no sentir pertenecer a ninguna de las dos [véase Contra la Pared y Al Otro Lado].
Alí y Thomas son uno el reflejo del otro, dos drifters sin rumbo fijo, ambos atraídos por una mujer tan vacía y desarraigada como ellos.
Jerichow fue parte de la Sección Oficial de la Muestra de Cine de Venecia del 2008.
Heaven’s Heart
Dir. Simon Staho, 2008 | Suecia
Mientras veíamos esta película, mi hermana me comentaba lo similar en estructura y desarrollo que Heaven’s Heart es al estilo narrativo de Raymond Carver – los pasajes extendidos de diálogos, los personajes que hablan y hablan sin llegar a comunicarse realmente, y la forma sincera en que se tocan temas sobre las relaciones de pareja.
Si en el texto es similar a Carver, en la puesta en escena es más similar todavía al más icónico de todos los realizadores escandinavos – Ingmar Bergman.
Aquí los personajes se desnudan ante la cámara, y los actores, muy diferente a lo que sucede en Hollywood, no temen al primer plano más inquisidor, el que retrata cada emoción, cada gesto, cada arruga sin ningún filtro.
Como en Scenes of a Marriage de Bergman, el director Simon Staho nos muestra primero a una pareja que a primera vista parece la ideal – 20 años de matrimonio, burguesa, estable, felíz – para poco a poco ir demostrándonos cómo esa aparente felicidad no es más que una pantalla para ocultar frustración y resentimiento.
Staho traiciona el espíritu de Bergman dando paso a un final complaciente, que si bien no da al traste con la grandeza narrativa y actoral que presenciamos durante los previos 90 minutos, al menos a mí no me convence.
Fear Me Not
Dir. Kristian Levring, 2008 | Dinamarca
Kristian Levring es mejor conocido como uno de los directores fundadores del infame movimiento Dogma 95.
Levring nunca llegó a las alturas de Lars Von Trier [Dancer in the Dark, Breaking the Waves] ni Thomas Vinterberg [Festen, primera exponente y obra cumbre del movimiento Dogma 95], y Fear Me Not definitvamente no es la película que lo ayudará a alcanzar a aquellos dos.
Sólo unos cuantos elementos quedan del Dogma – burgueses deprimidos, problemas de pareja, infidelidades, misantropía y nihilismo por un tubo – para dar paso a una trama tan convencional como la del cine ante la cual los firmantes del manifiesto Dogma 95 se rebelaban.
Nicholas Ray sorprendió en 1956 cuando desemascarba la imagen prístina de la familia norteamericana idealizada de los años 50 con su obra maestra Bigger Than Life, transformando al gran James Mason de un apacible profesor de escuela y padre ejemplar a un monstruo desencantado con su vida conformista, utilizando para ello como catalizador a la recién descubierta droga maravilla de entonces, la cortizona. La droga sólo es la excusa para extraer lo que ya existía.
En Fear Me Not tenemos también a un hombre desencantado con su familia perfecta y se ofrece como conejillo de indias para probar una nueva droga antidepresiva. Esta droga al parecer saca lo peor de quien la toma, tornándolo violento e irreponsable.
Una premisa interesante que no llega a ningún lado, dando paso a todos los clichés que esperamos de este tipo de cine. Un thriller que no emociona.
Dispensable.
Tweet this!
2 comments:
Get a life Guido!
Says the person who's been roaming around a stupid personal blog for over 12 hours.
Get a life alright!
Post a Comment