Comencemos con la definición de una frase que me ha llamado la atención desde el momento en que supe lo que significaba - Deus Ex Machina:
Deus ex machina es una expresión latina que significa «dios surgido de la máquina», traducción de la expresión griega «απó μηχανῆς θεóς» [apó mekhanés theós]. Se origina en el teatro griego y romano, cuando una grúa [machina] introduce una deidad [deus] proveniente de fuera del escenario para resolver una situación.
Actualmente es utilizada para referirse a un elemento externo que resuelve una historia sin seguir su lógica interna.
Un Deus Ex Machina no es más que lo que muchos escritores llama "Lazy Screenwriting."
En Spider-Man 3 hay momentos de Lazy Screenwriting por montones para escoger.
Por sólo citar un ejemplo, la escena done el mayordomo mágicamente aparece a resolverlo todo, es uno de los peores momentos en una película que he visto en mi vida. ¿A quién se le pudo ocurrir que algo así funcionaría o que el público lo aceptaría?
Se supone que el objetivo de continuar una historia es profundizar la psicología de sus personajes, indagar más en sus conflictos internos, ya sea enfrentándolos a situaciones nuevas, introduciendo nuevos personajes que los acompañen o confronten, o simplemente atando cabos dejados sueltos en las entregas anteriores.
En el caso de Spider-Man 3, olvídense de eso.
No hay conflicto alguno, es una simple repetición cansona de lo que vimos en la dos películas anteriores. La misma pendejada de yo te quiero y no te quiero, te quiero pero al menor problema me voy con el otro, etc.
Puede sonar contradictorio, pero es increíble que con 2 horas y media de duración una película pueda sentirse tan larga, pero a la vez tan corta y apresurada, rushed, a la carrera, sin tomarse su tiempo para introducir propiamente a la loma de personajes nuevos, validar sus motivaciones y entender el por qué de la forma en que actuan. No sabemos nada de Gwen Stacy, Eddie Brock en un abrir y cerrar de ojos se vuelve un loco que va la iglesia a pedirle a Dios que mate a Peter Parker [que ridiculez], Sandman aparece y desaparece, y cuando desaparece nos olvidamos por completo de él hasta que aparece de nuevo cuando a la historia le conviene.
Por momentos se siente que la película es un montage de 2 horas y media, saltando de una una escena a otra sin ninguna cohesión, como si Sam Raimi y sus escritores hubieran tenido un checklist de escenas que tenían que cumplir en lugar de un guión bien estructurado. Por esa misma razón creo que hay un número de escenas [la escena del rescate de Gwen en el edificio, o la impresionante transformación de Sandman] que vistas por sí solas funcionan y emocionan, pero vistas en conjunto hartan, y parece como que Raimi y sus actores solo están going through the motions para cobrar un cheque. Todos se ven aburridos y desganados, Kirsten Dunst en particular.
La oportunidad de mostrar un Peter Parker/Spider-Man oscuro, que fue lo que se prometió desde el principio y lo que los trailers nos hicieron creer, está absolutamente desperdiciada.
Me da trabajo creer que el mismo autor de una película como Darkman crea que el lado oscuro de un personaje sea estar dando golpes de barriga caminando por la calle y hacer números de baile que más que gracia lo que causan es vergüenza ajena.
También es una pena que un personaje tan pivotal en el universo de Spider-Man como Venom sea usado como un afterthought, y se muestre solamente por 15 minutos para complacer a los fanboys. La motivación de buscar a un buen actor que se pareciera bastante físicamente a Tobey Maguire como Topher Grace, y presentar a Eddie Brock/Venom como la contraparte de Peter Parker/Spider Man, es un muy buena idea, pero que a fin de cuentas no funciona.
Entre las pocas cosas buenas que se pueden destacar, nuevamente están los efectos especiales [que dado el presupuesto monstruoso de 258 millones de dólares era de esperarse] que hacen que las escenas de Spider-Man swinging por la ciudad se vean mejor que nunca, la musicalización de Christopher Young, que aunque no iguala a la de Danny Elfman de las películas anteriores, afortunadamente retiene sus temas principales, y otra vez Sam Raimi demuestra que sabe dirigir escenas de acción de forma efectiva. Hasta ahí.
Es una lástima que lo que pudo haberse convertido en la mejor película de comic book -superando a su antecesora- termina siendo una decepción monumental.
A pesar de esto, el universo de Spider-Man debe continuar.
TIENE que haber una Spider-Man 4.
Sería una deshonra dejar terminar a un personaje tan importante en una nota tan amarga.
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