Hay ciertas películas que por su carga de entusiasmo y energía, logran darnos a la audiencia una especie de shot de alegría y nos dejan con una gran sonrisa al salir de la sala –Hairspray es una.
El camino de esta versión a la pantalla ha sido de casi 30 años.
Todo comenzó con la película original de 1988, escrita y dirigida por el autoprocalamado "Rey del Mal Gusto" John Waters, quien quiso capturar con su sentido del humor subversivo una época de la historia norteamericana cuando los blancos y los negros comenzaban a integrarse, y utilizaba un programa de televisión de baile como trasfondo de los cambios que comenzaban a darse en la sociedad.
En el 2002, Marc Shaiman, uno de los mejores compositores de Hollywood, junto a un equipo de letristas y otros compositores, llevaron a Baltimore y al universo de personajes de John Waters al Teatro Neil Simon de la calle 52 de Broadway.
El éxito del show ha sido tal que lleva ya más de 2,000 representaciones y ganó 8 premios Tony, incluyendo Mejor Musical.
Con el status de película de culto de la original, y el enorme éxito comercial de la adaptación a Broadway, era sólo cuestión de tiempo para que Hollywood decidiera llevar esta historia nuevamente a la pantalla.
Tuve la oportunidad de ver el show de Broadway recientemente, y puedo asegurar que el mayor acierto de la película es que su director Adam Shankman [Bringing Down the House, The Wedding Planner] supo traducir a la pantalla esa alegría y entusiasmo que mencionaba al principio.
Ambientada en 1962, la película inicia con Tracy Turnbland cantando una oda a su ciudad de Baltimore, que no es casualidad. La conexión y la relación amor-odio que tiene John Waters con su ciudad natal de Baltimore son tan fuertes, que los adaptadores del show decidieron que el primer número musical fuera una canción de amor a la ciudad que inspiró la película original.
El sueño de Tracy es cantar y bailar en el programa de Corny Collins junto a su ídolo Link, pero el problema es que su apariencia física pasada de peso y la oposición de su madre Edna se lo impiden. Un día, cuando una de las participantes del show debe tomar una “licencia especial de 9 meses”, se abre una vacante y Tracy audicionará para obtenerla. Con nuevos pasos de baile aprendidos de sus nuevos amigos negros, Tracy conquista a Corny Collins y consigue el puesto, convirtiéndose con su simpatía y talento en una sensación de la noche a la mañana.
Entre los obstáculos con los que Tracy se enfrentará están la jefa de programación de la estación, Velma Von Tussle [Michelle Pfieffer entrada en años, pero todavía muy bella] y su hija Amber, y su oposición a que los blancos y negros se unan, manteniendo el show de Corny Collins “blanco”, y relegando a los negros a su “Negro Day.”
El entusiasmo y alegría de vivir de Tracy es contangiante, convenciendo a su madre Edna [John Travolta] de salir de su cascarón y aceptarse y quererse como es, y lograr que esa integración interracial sea una realidad.
En la película original, era la musa de John Waters, el famoso travesti Divine, quien interpretaba a Edna Turnbland, y a partir de ahí se ha convertido en tradición que Edna sea interpretada por un hombre en drag. Fue ahí que John Travolta vio la oportunidad de que un reto como este reviviría su moribunda carrera. Los resultados no son del todo exitosos, y Travolta es precisamente el miembro más flojo del elenco, más aún después de tener como referencia a los excelentes Harvey Fierstein y Paul Vogt en el show de Broadway.
Todos los demás se desempeñan muy bien, siendo los más destacados los debutantes Nikki Blonsky y Elijah Kelly dando vida a Tracy y Seaweed, y el excelente reparto de secundarios como Queen Latifah, Michelle Pfieffer y Christopher Walken. El que se esperaba que fuera la verdadera revelación de la película, Zach Effron del fenómeno High School Musical, no pasa de aceptable, a pesar de los gritos de las niñas en la sala.
Lo único negativo que puedo decir de Hairspray es que, como suele suceder en estos casos, no llega siquiera cerca de superar al show de Broadway.
Por muy bien que estén en sus roles Nikki Blonsky y Queen Latifah, ninguna de ellas puede igualar a sus contrapartes en Broadway Shannon Durig y Marlene Love, por citar dos ejemplos. En Broadway, llegar a protagonizar un musical es alcanzar una cima para la que se necesita verdadero talento y años preparación. En Hollywood, con sólo ser una estrella y tener nombre es suficiente, como en el caso de Travolta.
Con su música contagiosa y colorido, Hairspray se siente como un throwback a los musicales clásicos en Technicolor de la MGM, y funciona tanto en entretener, como en llevar su mensaje, aún sea de manera light y sin muchas pretenciones, de aceptación y unión – los negros enseñan a los blancos a bailar y los blancos les ayudan a obtener sus derechos. Puede que esa simplicidad resulte hasta ofensiva para algunos, pero el que quiera una denuncia seria sobre cualquier tema, un musical de Broadway es el último de los lugares en los que debería buscar.
En resumen, Hairspray es una película para pasar un rato sumamente divertido.
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4 comments:
loco..blog of da week...
yippie yakei...modafoca
:):)felicidades blog de la semana! :) great job!
Me ha gusatdo mucho lo que escribes de este film que parece ser una parada obligada a la hora de la diversión. Saludos!
me gusto la actuacion de travolta..bueno en realidad me dio mucha risa..
no se,michelle p estuvo bien,Latiffa claro q super bien como siempre ella y la musica,songs etc..pero me parecio muchas veces muy forzado todo,las actuaciones y eso..pero la disfrute si :P
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