El western no es precisamente mi género favorito, pero hay unas cuantas películas del oeste que puedo contar como mis favoritas - The Good, The Bad and The Ugly, The Wild Bunch, The Searchers y The Man Who Shot Liberty Valance.
Esas dos últimas tienen algo en común -ambas fueron dirigidas por el maestro indiscutido del género: John Ford.
John Ford y el oeste americano son sinónimo. Ford es el director norteamericano por excelencia, ningún otro realizador conocía y fotografiaba la sensibilidad estadounidense como él.
Explorador de los conflictos esenciales del ser humano: el amor por la tierra, la importancia de pertenecer a un grupo, el deseo de ser respetados y, más que todo, la dignidad y el sentido del deber. En esa última frase puede resumirse toda su obra.
El mismo Orson Welles lo consideraba el mejor director de cine que jamás haya existido. Lo definió como “…un creador de melodías que logran explicar nuestros conflictos mejor que cualquier otra forma de arte.”
El compañero de batallas de Ford fue una de las más grandes estrellas de la historia del cine, John Wayne. Juntos lograron crear un arquetipo mítico: El Cowboy. El auténtico héroe americano.
The Man Who Shot Liberty Valance [1962] resulta una marca curiosa en la filmografía de Ford.
Esta película fue su último Western, y como buena despedida, decidió que la misma fuera su statement definitivo del género. Para esto, tomó una decisión osada: Hacernos dudar, preguntarnos si todo lo que nos había mostrado a lo largo de toda su carrera era sólo una fantasía. ¿Es la imagen del cowboy un fraude?, ¿Qué es verdaderamente un héroe?, ¿De qué está hecha una leyenda?
La fórmula probada de los westerns de Ford era siempre la misma: hacer que sus personajes atravesaran una serie de vicisitudes hasta triunfar y convertirse en mitos. En este caso, decidió hacer lo contrario. Tomar al mito y deconstruirlo hasta llevarlo a su expresión más mínima - el americano común.
La historia se inicia con la llegada del senador Ransom Stoddard [James Stewart] y su esposa Hallie [Vera Miles] al pueblo donde se conocieron hace años para asistir al entierro de un viejo amigo. Stoddard adquirió tal notoriedad, que llegó a convertirse en senador por el hecho de haber sido el hombre que matara al infame pistolero llamado Liberty Valance [Lee Marvin]. Contada en forma de flashback, Stoddard narra a un grupo de periodistas cómo nació su leyenda.
El mise-en-scène de Ford es uno de los más distintivos. La forma en que colocaba a sus personajes en los vastos paisajes del oeste les daba una condición de gigantes. De amos y señores de esa tierra indomable.
Rompiendo con los convencionalismos que él mismo había ayudado a crear, tomó la drástica decisión de dejar esta práctica de lado. En Liberty Valance casi no hay escenas en locaciones naturales, y las situaciones están ambientadas en lugares cerrados, oscuros y grises. La visión idealizada del oeste ya no existe para el Ford maduro. En esta etapa ya no ve al hombre como el amo de la tierra, le ha dado paso paulatinamente a la modernidad y esos escenarios naturales pronto estarían perdidos por completo. La semilla de esta modernidad llegó al pueblo de Shinbone en forma de un ilustrado como Ransom Stoddard.
A su llegada, Stoddard se convierte en una víctima más de la barbarie de Liberty Valance. En lugar de ser cegado por una sed de venganza irracional, se propone que sea la ley y no la fuerza la que haga que Liberty Valance pague sus culpas. Este tema de “La razón en oposición a la fuerza” es el núcleo de la historia.
En toda la obra de Ford encontramos el tema recurrente de dos fuerzas opuestas que tratan de imponerse, pero que al final una de ellas termina cediendo. En este caso, Ransom Stoddard representa al “Nuevo Oeste”, el camino hacia una sociedad civilizada, ilustrada. Escoge a un grupo de personas del pueblo a quienes alfabetiza. Los instruye sobre la importancia del voto y de reclamar sus derechos.
Del lado opuesto, Tom Doniphon [John Wayne], representa la imagen desvirtuada de la imágen que había creado por años. Ya el cowboy no es un héroe impoluto, sino un hombre fracasado, pero cuyo sentido del deber y la lealtad es mayor que cualquier cosa. En la concepción de este personaje, Ford decidió romper más convencionalismos. En lugar de presentarnos a un John Wayne lleno de vitalidad y de presencia imponente, optó por presentar por última vez la icónica imagen del cowboy como un hombre viejo, cansado, bebedor, ultimadamente opacado por el hombre de ciudad.
Durante el desarrollo del filme observamos la elevación del personaje de Stoddard de ser un débil muchacho a un hombre decidido y de carácter, mientras Doniphon desciende hasta convertirse en una sombra de lo que una vez fue. Ford presenta la figura del cowboy en sus dos variaciones. Por un lado la violencia y corrupción de Liberty Valance, por otro la violencia, pero con principios, de Doniphon.
Un maestro visual como Ford no podía dejar de mostrar la dualidad “este/oeste” en uno de sus símbolos favoritos: las flores. Siempre las utilizó como la representación y para la honra de la mujer amada [Young Lincoln, 1939; She Wore a Yellow Ribbon, 1949], pero en este caso tienen el protagonismo adicional de presentarnos metafóricamente esta dualidad enfrentada.
La rosa del cactus es una flor rudimentariamente hermosa. Esta flor representa al oeste norteamericano que Ford tanto amó: un paraíso rústico, polvoriento, hecho a base de sangre, pero aún así, de una belleza incomparable, en el que incluso una delicada rosa podía sobrevivir. En una escena en particular, Stoddard, al observar que algo tan corriente pueda fascinar tanto a Hallie, le pregunta si acaso ella había visto alguna vez una rosa de verdad.
Luego de revolucionar la vida de Shinbone con sus actos, Stoddard se perfila como la figura política que cambiará el destino del pueblo. Más adelante, en la que es quizás la escena más memorable de toda la película, Ford nos presenta, en una especie de homenaje a Rashômon [Kurosawa,1950], que en ocasiones la percepción se impone y pesa más que la verdad.
A fin de cuentas, como muchas de las grandes obras de John Ford, The Man Who Shot Liberty Valance es una película sobre el sacrificio y la renuncia. A pesar de que sus cowboys eran hombres fuertes y decididos, lo que los convertía en verdaderos héroes era esa capacidad de renunciar y sacrificarse por el bien mayor. Doniphon renunció a su verdad, a su mujer y a su tierra, pero ¿valió la pena? En las líneas finales de la película, Hallie dice a Stoddard que debería sentirse orgulloso, porque gracias a él, la tierra otrora salvaje es ahora un jardín, pero ¿quién se atrevería a comparar al mundo convulsionado en el que vivimos hoy día con un jardín?
The Man Who Shot Liberty Valance es el poema de amor de John Ford al oeste, la tierra que lo consagró. Su paraíso de polvo hecho a base de sangre y sudor.
Esta película constituye no sólo su réquiem al género que lo importalizó, es una despedida de un modo de vida que ya no existe.
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